Nunca más podré oír de su boca un consejo, pero su ejemplo será para siempre mi enseñanza. Su vida se apagó, pero la luz que irradió en su paso por ella, aún me acompaña. Hoy su voz se une al coro que alaba al Dios Altísimo, pero yo recuerdo su voz entonando con amor una canción de cuna.
Su cocina se cerró para los comensales de siempre, pero el aroma y sabor de cada platillo que salía de ella, es aún idealizado por nuestros sentidos. Ya nunca más la veré organizando, limpiando, recogiendo, pero cada vez que mis dedos recorren un mueble en busca de un vestigio de polvo, no puedo evitar recordarla. Tantas cosas me hacen recordarte mami... Cada vez que voy al supermercado o a cualquier tienda que juntas recorrimos, recuerdo lo mucho que disfrutabas comprando, lo mismo una joya, un vestido que una fruta, todo adquiría un valor especial a tus ojos.
Te recuerdo cada vez que juego canasta y quisiera estar a la “altura" de una jugadora experta como tú. A pesar de tantos años, todavía añoro oír tu voz del otro lado del teléfono interesándote por todos y por todo lo que pasaba en nuestras vidas. Cuánto te extraño mami cada vez que me miro al espejo y veo tu huella en mí, cuánto extraño tu compañía cuando voy sola en mi carro. Hoy cuando me veo siguiendo con avidez los capítulos de una novela, recuerdo las veces que me burlé de tí cuando las veías. Si pudiera hablarte mamita, te diría tantas cosas que sé comprenderías, te extraño, y un día como hoy te perdí, pero me hace feliz saber, que tambien un día como hoy hace doce años, el Señor te recibió en Sus brazos, y vives en Su Presencia, y que además, todos en el cielo se están gozando de que alguien tan especial como tú lo comparta con ellos.
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