Día del padre, supuestamente el día elegido para rendir homenaje al hombre que es o fue tu padre, yo prefiero pensar que para reconocer y rendirle homenaje al mío, no me alcanzarían los días del año, pero papi ya murió y lo que no le dije en vida no se lo puedo decir ahora, aunque sé que siempre supo lo que significó para mí.
Hoy quiero rendir homenaje al hombre que vive conmigo desde hace tantos años, quiero que mis hijos, aunque saben desde que tienen uso de razón lo que su padre es y ha sido para ellos, sepan bien la historia que conocen a medias, desde antes de que vinieran a este mundo.
Como siempre me ha sido más fácil escribir que hablar quiero que tengan esto siempre bien presente en sus vidas y en la de sus hijos, así que, ahí les vá...
Ustedes conocen el padre que los acompañó en sus juegos y aventuras, el padre que se hacía el “loco” para no tener que disciplinarlos y cuando no le quedaba más remedio que hacerlo, sólo les “sacudía el polvo”, el padre que ha estado siempre ahí para ustedes, proveedor de gustos y necesidades, el padre que siempre estuvo y estará con ustedes en cualquier dolor y necesidad.
Hoy les quiero hablar del padre que no recuerdan, pero yo que viví con él conocí su amor incondicional dīa a día, noche a noche, y del que puedo dar fé. Desde el día que supimos que seríamos padres, ese mismo día, no sé si fué el temor y el amor actuando en él, pero el joven se hizo hombre ante mis ojos, una fuerza lo invadió y de ahí en adelante, su lucha por la vida comenzó, porque aunque siempre fue trabajador y responsable, desde ese momento su fuerza se multiplicó. Con pocas palabras se convirtió en padre, a muchos les toma tiempo serlo, aún después de tener a su hijo entre los brazos, a papi no, antes de sentir los latidos del corazón de sus hijos, antes de sentir sus pataditas, supo ser padre. Nació Glori y desde los tres meses la puse en su andador, muy pronto supo moverlo por toda la casa, un día empujó la puerta del baño y para su felicidad se encontró a Pepe, yo estaba con ella cada minuto de su vida, y creí que su primera palabra sería mamá, que desilusión la mía, porque en cuanto lo vió, la sorpresa y felicidad que sintió, la hicieron decir !Papa! Su primera palabra, en sólo tres meses y medio su papi se había ganado su corazón.
La primera palabra en la boca de cada uno de mis hijos, ¡Papa! más importante que mama o agua. Papi, el hombre que ha sabido ganarse minuto a minuto, el amor de nuestros hijos, el padre que siempre supieron los sacaría de apuros, de problemas, esto me hace sentir agradecida a Dios que me permitió darle seis hijos a un hombre que sabe ser padre, que nunca se quejó de una mala noche, por el contrario, estaba dispuesto a ayudar con lo que fuera, aunque tuviera que madrugar al siguiente día, el que nunca puso mala cara porque sus hijos interrumpieran su sueño o hasta lo vomitaran.
Yo los enseñé a caminar, pero de ahi en adelante papi me los robaba, los enseñó a patinar, nadar, esquiar, a manejar todo lo “manejable", a usar la computadora, mientras mami les hablaba del paisaje, de la luna, las estrellas, los colores, pinceles, llamaba su atención hacia los necesitados, la música, papi hacía sus vidas más interesante, más aventurera, con mami descubrían el mundo, con papi usaban lo que el mundo les brindaba. Nunca sintió el paso del tiempo si estaba junto a ustedes, las parejas siempre sueñan con el viaje en que por fin puedan dejar a sus hijos en casa, nuestros viajes sin ustedes no tenían sentido, recuerdo recorrer y descubrir lugares con nuestros hijos a cuestas, en muchos lugares nos miraban con simpatía, pero en la mayoría como que estuviésemos locos, nada de eso importaba, ver las caritas de gozo y sorpresa, oír tantas preguntas curiosas que repetían una y otra vez, era lo que importaba, la felicidad de descubrir un cuarto de hotel, ese gozo jamás lo olvidaré y se lo debo a un hombre que sabe ser padre, que comparte cada momento que puede con sus hijos y ahora con sus nietos, que siempre los amará y nada podrían hacer que él no pueda perdonar, ese es su padre, el hombre que entendió mi angustia de saber que existía una personita que el Señor había destinado para ser nuestra y aún no estaba en mis brazos, desde ese momento compartió su búsqueda junto a mí con igual empeño. Somos muchísimas las madres que damos todo por nuestros hijos pero padres como él son muy pocos, mis amados hijos no les alcanzará la vida para darle gracias a Dios por su PADRE y a mis nietos por su PAPAPA
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