Hoy recordando que este es el mes dedicado a los padres, quiero escribir a los hombres y padres responsables que gracias a Dios, todavía quedan muchos de ellos en este mundo. Aunque no lo digan y su actitud diste mucho de demostrarlo, estoy segura que hay muchas mujeres que están esperando que el hombre tome de nuevo las riendas de su hogar.
Cuando digo hombre no estoy hablando del hombre débil y machista que esconde sus debilidades imponiendo con golpes o autoritarismo una superioridad que no existe, por el contrario, quiero hablar hoy al hombre que Dios diseñó para ser el héroe de sus hijos, al principe azul que la mujer anhela y cada vez más se convierte en una especie en extinción, a ese hombre que Dios diseñó con las características ideales para serlo y por una u otra razón ha ido cediendo su lugar de conquistador a conquistado.
Dios existe y aunque muchos lo dudan, también existen las fuerzas del mal que se le oponen, esas fuerzas del mal se han propuesto herir la fuerza más importante que se opone a él, la fuerza de la familia unida. La estrategia es siempre la misma, el no es creativo como Dios, debilitar al hombre, y de esa forma, apoderarse de su familia. La destrucción de la familia hace que cada uno de sus miembros se convierta en una presa fácil en sus manos. Para hacer esto él usó a Eva en un principio, hoy distrae su atención del objetivo con cualquier cosa que le tiente lo suficiente como para descuidar las posesiones que Dios le dió.
Es por eso que cada día más, vemos familias destruídas por infidelidad, vicios, amor al dinero o al poder, muchos hombres se han dejado manipular por estas cosas y han entregado "su huerto" en las manos de el enemigo. Sus hijos y mujeres están a merced de él, mientras el hombre que Dios diseñó para protejerlos está "entretenido" en otras cosas.
Pero hoy te quiero hablar a ti, que te mantienes firme cubriendo tu casa o que arrepentido, te has compometido de nuevo a hacerlo.
Te quiero agradecer en nombre de tu esposa, porque se siente segura en un hogar guardado por un verdadero hombre, al que puede respetar, tomar junto a él decisiones y apoyarlo. Yo también te admiro, porque has respetado el compromiso que un día le hiciste ante Dios.
Te quiero dar las gracias en nombre de tus hijos, que estando o no, viviendo bajo el mismo techo, los haces sentirse seguros de contar con un padre que esté ahí para ellos, que sea su autoridad sin dejar de ser su amigo, que está a su lado cuando lo necesitan, un padre que pueden admirar y respetar, que suple sus necesidades y sobre todo les dá amor.
Te quiero agradecer en nombre de todos los que respetamos a la familia y nos hemos comprometido a mantener la nuestra, por ser parte de nuestro equipo y del equipo del Señor.
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